PERROS DE PROTECCIÓN EN REBAÑOS OVINOS
Y CAPRINOS
principios fundamentales a tener en cuenta
¿QUE SIGNIFICA ADIESTRAR A UN PERRO DE PROTECCIÓN?
Adiestrar a un perro de protección consiste principalmente en criar
al perro permanentemente con las ovejas o cabras para obtener un perro
que las ame, sea atento, las proteja y que siempre esté con ellas, tanto
dentro del corral como en los prados de montaña.
¿QUE HEMOS DE HACER CUANDO RECIBIMOS EL CACHORRO?
Cuando recibimos el cachorro que es aproximadamente a la edad de 7 u 8 semanas,
lo hemos de colocar en un pequeño corralito -dentro del corral grande
donde están las ovejas-, que mida al menos una quincena de metros cuadrados
de donde no pueda salir. Se le colocaran dentro de este corralito entre 3 y
6 corderitos. Si no se tienen corderitos se podrán colocar ovejas no
agresivas o mejor aún corderitos de reemplazo. Es muy bueno ir renovando
los corderitos del corralito, para que pasen cuantos más mejor, y así
puedan familiarizarse con el perro, facilitando aún más la integración
futura en el rebaño. En el interior de este pequeño corralito
el cachorro ha de disponer de un rincón donde solo pueda acceder él
con la finalidad de aislarse cuando le venga en gana. Es en este sitio protegido
donde se le pondrá su comida. Pero es bueno que el bebedero sea el mismo
que el de los corderitos, así se comparte y se cohabita.
¿CUANTAS VECES SE HA DE VIGILAR AL CACHORRO AL DÍA?
Durante los primeros días, el cachorro se ha de vigilar varias veces
al día, para verificar que todo esté en orden, que coma, que beba
y que él y los corderitos que están en el corralito cohabiten
pacíficamente. Pasados unos días, estas visitas podrán
ser más espaciadas, dos visitas cada 24 horas serán suficientes.
Si uno de los corderos es excesivamente agresivo con el cachorro se le cambiará
por otro. Durante estas visitas el contacto entre las personas y el cachorro
será mínimo, con la finalidad que las relaciones entre el cachorro
y las ovejas salgan favorecidas.
¿QUE HEMOS DE HACER SI EL CACHORRO MUERDE A LOS CORDERITOS?
Cuando el cachorro está en contacto con los corderitos tiende rápidamente
a jugar con ellos. Este es un comportamiento que favorece su integración
entre los ovinos y caprinos y ha de ser tolerado. No obstante, hemos de evitar
que a través de estos juegos el cachorro se vuelva demasiado violento,
ya que podría herir gravemente a los corderitos y ciertas heridas podrían
comportar la muerte. Es pues importante intervenir de la siguiente manera para
parar este comportamiento:
- 1º. Se reprenderá al cachorro llamándolo por su nombre
y diciéndole acto seguido un "NO" rotundo.
- 2º. Si el comportamiento negativo persiste se cogerá al cachorro
por la piel del cuello (una mano a cada lado) se le sacudirá, se le
dirá su nombre seguido de un "NO" rotundo mirándole
a los ojos. Por otro lado, si se está a su lado cuando el comportamiento
es el adecuado, se le llamará por su nombre diciéndole seguidamente
un "SI" de manera simpática.
- 3º. Si de todas maneras el comportamiento negativo persistiese se
aislará al cachorro dentro de su corralito durante uno o dos días,
de forma que pueda ver a las ovejas pero no tocarlas. Estos breves períodos
de aislamiento podrán ser utilizados en otras circunstancias, para
que el perro aprenda a distinguir entre el que ha de hacer y el que no ha
de hacer.
¿A QUÉ EDAD EL CACHORRO PUEDE SER INCORPORADO AL REBAÑO?
Hacia la edad de 4 meses el cachorro puede ser incorporado al rebaño.
Es importante seguir atentamente este período de transición para
poder intervenir rápidamente en caso de algún problema. A la vez
se vigilará que el cachorro no se aparte del rebaño mucho rato.
Si no vuelve rápido se le devolverá enseguida al rebaño.
Si el cachorro persistiese en quedarse donde no debe, se le devolverá
a su corralito inicial durante dos o tres días, antes de reintegrarlo
de nuevo al rebaño.
¿ES NECESARIO ENSEÑARLE MUCHAS ÓRDENES AL PERRO
DE PROTECCIÓN?
Es importante que el Montaña aprenda un mínimo de obediencia.
Que comprenda el "NO" y que pare el que esté haciendo cuando
esta orden le sea dada. Ha de aprender a venir cuando se le llama o a quedarse
donde está para poderlo coger cuando convenga. Pero hemos de tener cuidado
a no sobrecargarlo de órdenes, porque si le enseñamos muchas,
correremos el riesgo de que se una demasiado al hombre en detrimento del su
buen funcionamiento, porque no hemos de olvidar que un perro de protección
trabaja independientemente del hombre. Es importante recordar que para corregir
a un perro, es necesario intervenir en el momento en que se produce la falta.
Intervenir una rato más tarde no tendrá el efecto esperado y puede
perturbar al perro y comprometer su buen funcionamiento y la comunicación
entre él y el hombre.
¿SE HA DE ACARICIAR AL PERRO DE PROTECCIÓN?
Al perro de protección no lo hemos de acariciar a menudo. Cuantas más
caricias, la unión entre él y la persona que lo acaricia se reforzará,
en detrimento de su afecto al rebaño. Ello no impide que pueda ser acariciado
en ciertas ocasiones, por ejemplo, cuando le demos de comer o cuando controla
al rebaño en medio de los pastos. No se ha de acariciar a través
del vallado o alrededor de la casa del pastor, ya que se corre el riesgo de
que pase mucho de su tiempo en estos lugares y lejos del rebaño.
¿QUÉ RELACIÓN HA DE TENER EL PERRO DE PROTECCIÓN
CON LOS DEMÁS PERROS?
El perro de protección y el perro de carea de una misma granja, deben
conocerse pero no deben ser estimulados a vivir o jugar conjuntamente. La existencia
de lazos entre el perro de protección y el de carea podría incitar
al perro de protección a dejar el rebaño y seguir al pastor. Se
ha de hacer comprender al perro de protección que su rol es diferente
que el del perro de carea. Porque puede darse el caso que un perro de protección
joven, quiera imitar al perro de carea o le quiera impedir que haga su trabajo.
En un caso o en otro este comportamiento se ha de impedir. También se
ha de evitar que el perro de protección tenga contacto con los otros
perros de la granja, ya que éstos pueden ser una fuente de distracción
y lo pueden incitar a que coja unos comportamientos inadecuados.
PROBLEMAS Y SOLUCIONES.
COMPORTAMIENTO JUGUETON.- Los cachorros, sobretodo entre los 5 y 10
meses, pueden empezar a jugar con las ovejas y las cabras de la misma manera
que jugarían con otros cachorros. Generalmente estos comportamientos
se paran entre los 12 y 18 meses. Puede ser que algunas veces muerdan la lana,
las orejas o la cola de las ovejas. Entonces es importante intervenir para parar
este comportamiento de persecución para que no vaya a más, por
ejemplo, llamándolo por su nombre y diciéndole "NO"
de manera autoritaria. En caso de que esto no sea suficiente, se colgará
de su cuello un trozo de madera, bastón o de neumático de 45 a
75 cm. de largo que quedará suspendido de 7 a 10 cm. del suelo cuando
el perro esté a cuatro patas. Esto le permitirá comer, beber y
seguir al rebaño, pero le impedirá correr. Se le dejará
este bártulo de 1 a 2 semanas. En el momento del nacimiento de los corderitos
puede pasar que el perro hiera, a menudo mortalmente, a los pequeños.
Hará falta vigilar para poder intervenir y corregir al perro. Es un comportamiento
que es fácilmente corregible. Los perros pueden comerse las placentas,
esto no tiene ninguna influencia en su comportamiento.
FALTA DE ATENCIÓN A LAS OVEJAS.- El problema más frecuente
es cuando el perro no se queda con las ovejas y busca el contacto con los humanos
o vuelve a la granja. Esto significa que los lazos con las personas o con algunos
lugares son más fuertes que con las ovejas. Será pues necesario
potenciar los lazos con las ovejas empleando los métodos descritos anteriormente.
FALTA DE PROTECCIÓN A LAS OVEJAS.- La habilidad de un perro de
plantar cara a los depredadores depende de su edad y experiencia. Un comportamiento
dominante del perro generalmente no se manifiesta antes que cumpla 18 meses.
Sobretodo no se ha de reñir al perro joven si no se comporta de una manera
dominante delante de perros de más edad que han atacado al rebaño.
También es conveniente que las ovejas pasten agrupadas para que un perro
solo las pueda defender.
En el caso de que el rebaño esté pastando en la montaña
y el perro tenga dificultades para quedarse con él, se pueden traer a
este lugar los objetos familiares del perro, como su comedero o algún
que otro objeto que le sea familiar. A continuación el pastor paseará
al perro atado a lo largo de los límites del pasto de la montaña.
Cada vez que el perro abandone los pastos se le hará volver lo más
rápidamente posible.
Si el perro continúa abandonando al rebaño para volver a la granja
o al corral, será necesario encerrarlo o atarlo allá donde vuelve
durante uno o dos días aislado, después se le devolverá
al rebaño.
Es bueno usar siempre las mismas palabras para indicarle que se quede con las
ovejas, como por ejemplo: "rebaño", "ovejas", "a
casa", etc. Ciertos perros inspeccionarán los alrededores de los
pastos y volverán ellos mismos al rebaño. Es una actitud que debe
de ser tolerada ya que crea una zona de seguridad alrededor del rebaño.
SIGNOS INDICATIVOS QUE NOS DICEN QUE EL PERRO YA ESTÁ PREPARADO
PARA PROTEGER AL REBAÑO.
- El perro macho, así como también algunas hembras, orinan
levantando la pata para marcar su territorio.
- El marcaje del territorio en la periferia de la zona de pastos sea orinando
o defecando, se hace expresamente y frecuentemente.
- Los ladridos como respuesta a nuevos estímulos se vuelven más
previsibles y son direccionales.
- El perro se muestra más activo durante períodos más
largos de tiempo.
- El perro se interesa más por las ovejas que por su amo.
- La investigación deliberada del perro a su alrededor se hace más
frecuente y le ocupa más tiempo.
En el primer encuentro con un depredador salvaje o doméstico, el perro
podrá darse a la fuga. Esto no implica que sea un mal perro de protección.
Un perro tiene necesidad de experiencia para llegar a ser operativo. Puede ser
que plante cara al depredador al segundo ataque.
CONCLUSIÓN.
El éxito de la puesta a punto de un perro de protección en el
rebaño demanda tiempo y paciencia. El buen funcionamiento del perro exige
que esté completamente integrado al rebaño. Uniendo el perro exclusivamente
al rebaño tendremos todas las garantías para que pueda ejercer
su función protectora únicamente sobre las ovejas y no sobre un
territorio, casas o personas.